En la última visita a la reserva pudimos grabar estos sonidos, afuera cruzan bolitas de fuego de color verde y naranja. Pudimos ver muchos micos, ranas, ardillas y verdes de todas las tonalidades. Me doy cuenta por qué es importante la reserva: es una casa que protege y permite la vida de sus dueños originarios, pero también es un refugio para que cuando sean presionados en otras zonas también puedan ir a vivir allí. ¿En qué potrero podríamos ver 20 miquitos con sus crías pasearse por los árboles y establecer rutinas de vida? Todos van a visitar a Ana María, es un espectáculo ver como pueden convivir humanos y no humanos (por fortuna). El próximo encuentro será en semana santa para que se animen.
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